- De los 46 millones de euros que Abel Caballero ha destinado a humanizaciones, este barrio no ha visto ni uno
- El ancho y el deterioro de las aceras no permite que los hosteleros puedan instalar sus terrazas, estando en inferioridad de condiciones con el resto de la ciudad
Los concejales del grupo municipal del PP, Alfonso Marnotes y Jesús Marco González, quisieron acompañar a los vecinos de Tomás A. Alonso y Curva de San Gregorio en su reivindicación de mejoras para el barrio. “Hace nueve meses que estuvimos aquí y desde ese tiempo, Abel Caballero ha gastado 46 millones de euros en remanentes en humanizaciones y en esta zona ni uno. Es una calle destrozada por el tráfico pesado, llena de socavones y baches. Las aceras son antiguas y no caben dos personas. No hay servicios, la iluminación es deficiente… Los vecinos están cansados y esta situación afecta a los locales de hostelería, que no pueden instalar terrazas”, explicó el concejal Alfonso Marnotes.
La directora de la Escuela Infantil, María Rincón, aseguró que “las familias están cansadas de esta situación porque hay problemas en las entradas y en las salidas y las aceras son un problema para los carritos”.
El presidente de la Asociación de Vecinos Curva de San Gregorio, Ángel Vila, lamentó que esta situación se prolongue en el tiempo: “Las aceras tienen más de 50 años. No hay servicios, no hay una zona verde, sin iluminación, sin semáforos… Estamos cansados de hacer reclamaciones de mejoras y no nos hacen caso: ¿Dónde va el dinero que se recauda en este barrio? Queremos que los impuestos que se recaudan aquí que se inviertan aquí”.
María Alfonso, propietaria de un restaurante, asegura que este abandono les está afectando porque debido a la estrechez de las aceras y al deterioro no puede instalar terrazas, encontrándose en una situación de inferioridad con respecto al resto de los barrios. “En estos momentos de apoyo a la hostelería, una solución es la terrazas y a nosotros no nos dejan y no nos ayudan. No buscan o no quieren buscar soluciones”.
Los concejales también acompañaron a Manuel García, usuario de silla de ruedas, quien, día a día, transitar por las aceras le supone un calvario.
“Ya es la segunda vez que venimos aquí y nada ha cambiado. Los vecinos están hartos, porque, además no es que sólo les afecte a su calidad de vida, es que les está afectando económicamente. Esto es una discriminación con respecto al resto de barrios de Vigo y el alcalde les ha abandonado”, concluyó Alfonso Marnotes.